Aquí estamos, existimos, somos y sobreviviremos

La lectura ejercida por los críticos ha sido, fundamental aunque no únicamente, un modo de construir, destruir o preservar tradiciones. Y la tradición, ya lo sabemos, es el discurso de la memoria que se realiza desde el poder, tanto el hegemónico como el subalterno.
H. Achugar

En 1997, Hugo Achugar se propuso «leer la fundación poética del imaginario nacional en los distintos países de América a través de lo que llamo “parnasos fundacionales” o primeras antologías de carácter nacional posteriores a la Independencia». Pese al nombre, más o menos limitado, el corpus de parnasos fundacionales de la América Hispánica estaría integrado por un amplísimo abanico de géneros recopilatorios: liras, guirnaldas, selvas, flores, florestas, florilegios, ramilletes, antologías, aguinaldos, carteras, álbumes, colecciones, tesoros, joyas, etc. Como explica Achugar, éstos intentaban «salvar del olvido la escritura poética de nuestros antepasados» para, junto con ellos, afirmar «aquí estamos, existimos, somos y sobreviviremos», pero también pretendían otra cosa: «construir un imaginario, una nación».

En términos generales, un imaginario es el repertorio de elementos simbólicos y conceptuales de una tradición (también puede ser de un autor o una escuela). Para corroborar que dichos parnasos contribuyeron enormemente a la fundación de nuestros imaginarios nacionales basta con asomarse a las historias literarias que se escriben hoy en día: en casi todas figuran los mismos nombres de siempre; y la mayoría son hombres. En la siguiente imagen se advierte la diferencia significativa entre el número escritores y el de escritoras en uno de esos parnasos fundacionales: la Guirnalda salvadoreña (1884-1886), publicada en tres tomos por Román Mayorga Rivas. De los cuarenta autores incluidos, sólo cuatro son mujeres.

Aquí vemos la portada del primer tomo de la Guirnalda salvadoreña, de Mayorga.
No obstante, la proporción es respecto a los tres tomos de la obra

Conviene preguntar, entonces, cómo era la obra escrita por las mujeres del siglo XIX y de principios del XX, y por qué, salvo excepciones, no mereció ser salvada del olvido e incluida en el repertorio de elementos simbólicos de las nuevas naciones hispanoamericanas. Responder la segunda interrogante es muy difícil, pues implica analizar la mentalidad de la época tanto como conocer el gusto literario y los intereses estéticos de los diversos compiladores de los parnasos fundacionales. Por ejemplo, no deja de ser interesante que sí haya habido algunos libros recopilatorios de textos escritos por mujeres. De estos casos también hablaremos. Algunos de ellos son:


Poetisas americanas: Ramillete poético del bello sexo
hispano-americano
, de José Domingo Cortés.

Poetisas mexicanas: siglos XVI, XVII, XVIII y XIX,
de José María Vigil

Album poético-fotográfico de las escritoras cubanas,
de Domitila García de Coronado

Responder la primera interrogante, en cambio, es más o menos simple, gracias a las nuevas tecnologías, aunque siga siendo trabajoso. ¿Cómo era la obra escrita por las mujeres del siglo XIX y de principios del XX? Quizá la mejor forma de responder sea mostrando, literalmente, esa obra: recuperándola, difundiéndola, estudiándola. Eso haremos en este blog, dedicado a uno de los grandes olvidos de las tradiciones literarias de los países de la América Hispánica: la escritura de las mujeres.


Bibliografía


·         Achugar, Hugo. “Parnasos fundacionales: letra, nación y Estado en el siglo XIX”, Revista Iberoamericana 63.178-179 (enero-junio 1997): 13-31.

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